EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA
"Tuvo la certeza de que ese argumento justificaba su determinación de conservar el gallo, herencia del hijo acribillado nueve meses antes en la gallera, por distribuir información clandestina.
- Es una ilusión que cuesta caro - Dijo la mujer- Cuando se acabe el maiz tendremos que alimentarlo con nuestros hígados"
"Y mientas tanto que comemos" - Preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía
_- Dime qué comemos-
El coronel necesitó setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto, para llegar a ese instante. Se sintió puro explícito, invencible en el momento de decir:
- Mierda.
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